Disfrutad mucho de este maravilloso día. ¡Ha salido un sol radiante!
Como hoy es el día de los libros y las historias voy a explicaros la leyenda de Sant Jordi.
Hace muchos, muchos años en un lejano reino ocurrió lo que os relato: Apareció un monstruo feroz y terrible que podía volar y que tenía un aliento fétido; Tanto que cada vez que respiraba envenenaba el aire y producía la muerte de todos aquellos que lo inhalasen.
El monstruo estaba diezmando los rebaños y el terror se adueñó del reino así que decidieron llevarle cada día como ofrenda una persona para que se la comiera y se calmase. Era muy difícil conseguir que las personas quisieran sacrificar sus vidas, así que optaron por hacerlo a suertes y que fuera el azar quien decidiera qué infortunado tenía que acabar en la tripa del dragón.
Parece que la idea fue buena porque a partir de entonces el monstruo dejó de comerse los rebaños, incendiar los establos y causar el terror; Pero un día la suerte quiso que le tocara ser devorada a la hija del rey. La joven era muy simpática, guapa y elegante y todos los aldeanos la adoraban; Seguramente por ese motivo surgieron centenares de voluntarios para sustituirla. Pero el Rey —muy apenado y afligido— fue justo, su hija era como cualquier otro ciudadano y tenía que cumplir con su destino.
Y así fue como la joven salió del castillo para encontrarse con el monstruo mientras sus conciudadanos la miraban marchar; Pero entonces apareció un caballero fuerte, joven y con una brillante armadura cabalgando un corcel blanco.
La muchacha le advirtió: —»¡Huid! ¡Si os quedáis aparecerá el dragón y nos devorará a ambos! Un sacrificio es suficiente.»
El joven caballero contestó: —»No padezcáis, joven doncella. Soy el caballero Jordi y si estoy aquí es porque he venido desde muy lejos para protegeros y liberar a vuestro pueblo de esta terrible fiera.»
Antes de poder acabar esta frase apareció el dragón y comenzó una ardua y reñida batalla que duró hasta que el caballero le clavó su lanza y lo malhirió. De la sangre que manó de la herida brotó un rosal con las rosas más rojas y preciosas que la princesa hubiera visto nunca. El caballero cortó una de ellas y se la ofreció.
Y colorín colorado, ojalá os haya gustado.